"Honduras y Cuba, mis dos patrias"

Magalys CHAVIANO ÁLVAREZ (chaviano@enet.cu) Fotos: Dorado

(14/06/2007) 5:05 p.m.

Erwin Wilfredo Reyes Reyes, un hondureño venido a Cuba tras el sueño de hacerse médico, ha perdido su nombre. Todos le conocen por la barriada de Pastorita, en Cienfuegos, como El Chele, porque así le llaman en su país a las personas de piel blanca. Este veinteañero es parte del Programa de Formación de Médicos que desarrolla Cuba para poblar a Latinoamérica del personal que inundará a esta región de salud, para dejar atrás el desaliento de ver morir a alguien de una enfermedad curable.
"Supe de la oportunidad de estudiar acá y de inmediato hice los trámites. En sólo dos semanas ya estaba en La Habana, y para el 28 de septiembre de 2006 vivía en Cienfuegos con una familia cubana. Recién había terminado el Bachiller en Salud Comunitaria, pero mis sueños quedarían allí, porque mis padres no podían pagar la carrera de Medicina, que implica pagar por los libros, la matrícula y cada clase que recibiría; era demasiado.
"Y aquí estoy, en una Isla que superó mis expectativas; son gente increíble los cubanos, hospitalarios y muy unidos. La familia que me acoge es como la mia propia. Tengo en Mayra Portal mi mamá cubana, la mejor haciendo el congrí, un plato típico de esta tierra que vino a suplantar el nacatamal y las baliadas".
El Chele es el mayor de cinco hermanos; el padre vive del campo y la madre es ama de casa. La Anatomía le dio trabajo al principio, pero a fuer de esfuerzo venció el obstáculo y hoy ya tiene la certeza de que se graduará en Cuba, y marchará a San Miguelito, en el Departamento de Intibucá, con el título a cuestas.
"Allá en mi pueblo hay un centro de Salud, parecido a las policlínicas de acá. La gente de esa zona depende de la agricultura para vivir. Claro que extraño a los mios, pero el deseo de hacerme médico vence la nostalgia. La intensidad de los estudios y el tiempo que dedico a jugar al fútbol me ayudan. Tenemos un equipo de hondureños que este año ganó la Copa contra la Universidad de Cienfuegos".
Por las calles de esta ciudad, situada al centro sur de la Isla, anda Latinoamérica: hondureños, bolivianos, venezolanos..., jóvenes a los que el calor de esta zona, intenso por la alta humedad relativa, unido al humano de sus pobladores, les hace a un lado nostalgia, porque Cuba les acerca el sueño.
"He aprendido mucho, te diría que de pronto me he vuelto un adulto en medio del asombro de convertirme en lo que siempre soñé: ser médico. Cuba ya es parte de mi, ¿me crees si te cuento que la extraño cuando estoy de vacaciones en mi país? También es por la suerte que me ha tocado de dar con una familia increíble, que facilita mi estancia acá. Ahora resulta que soy hondureño-cubano, porque este país estará para siempre muy dentro de mí".