Cuando quieren apagar una esperanza

HONDURAS


Qué ocurre con los médicos graduados en la ELAM

Ramón BARRERAS FERRÁN (barreras@enet.cu) Fotos: Omar Galindo (LA PRENSA)

(06/06/2007) 1:37 p.m.

TEGUCIGALPA.- Este país tiene una notable escasez de médicos. Miles de personas en todos los departamentos (provincias) no tienen acceso a los servicios de salud, sencillamente porque no tienen "pisto" (dinero) o donde residen y a cientos de kilómetros a la redonda no hay un galeno.
"La esperanza y la vida llegaron con los cubanos", afirma Essaú Torres, anciano residente en la localidad de Yoro, quien con 74 anos de edad nunca había acudido a una consulta medica, "hasta que llegaron los cubanitos, pues".
Tras el paso del huracán Mitch, los especialistas y enfermeros de la Isla fueron de los primeros en llegar. Pero no se quedaron en esta capital, en la populosa San Pedro Sula o en la turística y acogedora La Ceiba: se fueron a la selva, en la Mosquitia hondureña, a los campos, donde el agua aún inundaba los asentamientos y terrenos y la fuerza del torrente de los ríos pujaba por arrancar lo poco que había quedado en pie.
Pese a las presiones del Colegio Medico de Honduras y gracias al apoyo incondicional del pueblo humilde, que es mayoría, aún permanecen en este país. Unos 300 consultan, operan, brindar atenciones diversas y salvan vidas de indígenas misquitos y lencas, de garifunas (etnia negra) y a quienes forman los segmentos más pobres de la población.
No obstante, la solución no está solo en esa colaboración directa, desinteresada y solidaria. La visión futurista del Presidente cubano Fidel Castro promovió la concepción de un programa de formación de médicos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y más recientemente, la materialización de un programa novedoso que tiene en las familias cubanas y los policlínicos comunitarios de varias provincias las bases estructurales.
En las dos primeras graduaciones de la ELAM (2005 y 2006) Honduras recibió a cerca de 300 jóvenes médicos, formados integralmente, a tono con el alto nivel profesional que caracteriza al sistema de Salud de Cuba y sus centros de enseñanza, méritos reconocidos a escala global por las más altas instancias e instituciones de esa esfera. En centros de la educación superior completaron el periodo reglamentario para vencer asignaturas básicas y específicas e hicieron, en los hospitales, casi desde los primeros años de la carrera misma, el denominado internado rotatorio por las diferentes especialidades medicas.
Llegaron a este país listos para atender, con el mayor nivel de conocimientos teóricos y prácticos, a una población muy necesitada, carente en su mayoría de la elemental e imprescindible atención sanitaria.
El pueblo les dio la bienvenida y los acogió en sus comunidades. Vio en ellos una nueva luz, otra esperanza. Los jóvenes, con la voluntad típica de la edad y la conciencia adquirida donde la salud sí es un derecho ciudadano, fueron a los centros mas apartados (postergados, dicen aquí) a cumplir con el reglamentado Servicio Social. Algunos, sobre todo los de la segunda graduación de la ELAM, todavía lo cumplen.
Pero surgieron reclamos de sus colegas hondureños, con el apoyo y la anuencia del Colegio Medico. En franco desafío, los médicos colegiados se fueron a una huelga que duró unos 50 días. Miles de personas necesitadas se quedaron sin atención o perdieron sus citas previas para consultas. Se quebró todavía más el ya de por sí endeble sistema de Salud de esta nación.
El argumento principal es el reclamo de que los jóvenes graduados en Cuba hagan un nuevo internado rotatorio, pues “la salud cubana es principalmente preventiva y la hondureña, curativa”, plantean textualmente.
Luther Castillo, líder de los galenos egresados de la ELAM, explica que "ese planteamiento es inconcebible, porque consta en documentos y en visitas realizadas a la Escuela por autoridades académicas de acá que nuestra formación es completa y de alta calidad y que estamos bien preparados para garantizar una atención correcta a los pacientes".
Otros doctores con quienes dialogamos plantean que "a pesar del alto nivel de prevención que existe en el sistema de Salud cubano, también se realiza la atención secundaria o curativa, porque las personas se enferman, sufren accidentes y llegan a los cuerpos de guardia y emergencias para recibir atención.
"Es inadmisible y ridículo ese planteamiento, porque hemos demostrado la preparación y los conocimientos adquiridos", apunta otra doctora residente en San Pedro Sula.
"No hacer ese año de internado es la increíble justificación del Colegio Medico de Honduras para no homologar los títulos de graduados, por lo que no podemos entonces trabajar", especifica Luther.
Los jóvenes no se han quedado con los brazos cruzados. Han hecho marchas de protesta, reuniones con autoridades gubernamentales, encuentros con todos los egresados… Asistimos a uno de ellos, efectuado en la Universidad Pedagógica Nacional General Francisco Morazán, en la capital.
Allí quedo convocada otra marcha, y delinearon las acciones principales para reclamar los derechos que les corresponden. Los doce puntos contenidos en el acta del Colegio Medico que trata el asunto fueron dados a conocer y calificados de "chistes" por "el carácter incoherente y ridículo que contienen cada uno", aseguraron.
No es justo que en esta tierra necesitada se apague otra luz de la esperanza por caprichos, celos y rencores alimentados por quienes ven en los graduados en Cuba a profesionales verdaderamente comprometidos con los postulados del juramento hipocrático, con el derecho humano de que lo primero es la salud y esta no puede verse como una mercancía. Lo más importante es atender a la numerosa población necesitada.
"Nada nos detendrá en la reclamación de nuestros derechos", subraya el doctor Luther.